Proyecto canciones
Me pasé la tarde del martes intentando componer algo. No sé si fue por los 10 kilómetros que corrí por la mañana o por el calor durísimo que hizo toda la tarde, pero me estuve quedando dormido todo el tiempo en el escritorio mientras intentaba escribir alguna letra que me gustara. Estuve trabajando sobre una melodía que había hecho el sábado, ya que con el ensayo programado que tenía al día siguiente no tendría mucho tiempo para componer mucho más. Con mis amigos Andrés y Marcelo decidimos agendar un ensayo incluso antes de tener nada de música escrita; siguiendo la idea de que a veces son los famosos “deadlines” los que hacen que uno deje de posponer el trabajo pendiente.
La tarde fue bastante frustrante, el tema de quedarme dormido constantemente hizo que acabara siendo muy improductiva, así que le escribí un mensaje a Marcelo y Andrés cancelando el ensayo del día siguiente. Me escribieron de vuelta negándose a hacer tal cosa, con lo cual no me quedó otra que hacer una partitura sencilla para no llegar sin nada al ensayo. Llegué un poco desanimado al ensayo, pero estuvo bueno haberles hecho caso y no cancelarlo: definitivamente la mejor manera de moverse hacia adelante es haciendo cosas y no intentando resolver todo desde el plano teórico. Estuvimos ensayando unos 45 minutos, y la verdad es que la canción tiene bastante potencial y quedó aún mejor con un par de cambios armónicos que sugirió Andrés. Tener a músicos como Andrés y Marcelo motivándome para que escriba cosas y agendando ensayos simplemente por el gusto de hacerlo es un lujo total; encima todo lo que tocan siempre suena increíblemente bien. Mi otra amiga Magda estaba también en la casa de Marcelo, y al final nos quedamos charlando un poco acerca de este oficio de hacer música. Quedamos en reunirnos la próxima semana para charlar acerca de cómo podría arrancar con este proyecto de canciones. A Magda la admiro muchísimo (cada día más, de hecho), y tener la opinión y los oídos externos de alguien como ella (que además me conoce muy bien), seguro me va a dar muchas luces. La verdad es que tener a musicazos como Marcelo, Andrés y Magda apoyándome para sacar estos proyectos adelante es un privilegio impresionante.
Estoy pensando que quizá esta vez no quisiera tener el piano como centro de todo. Tal vez puede ser incluso una liberación no estar tan amarrado al piano en este proyecto.
Proyecto Big Band
El lunes trabajé toda la tarde terminando la corrección de mi composición para big band “Reloj de pared” que había comenzado a revisar en abril del año pasado. Esta, al igual que otras tres de las composiciones que quisiera grabar y volver a montar, las escribí cuando todavía estaba en Berklee hace ya más de 7 años. Me gustan mucho, pero siempre sentí que la orquestación que hice en su momento no estaba muy pulida y que tenía que corregir muchas cosas. El problema es animarse a sacar tiempo para esta tarea titánica: corregir solo un par de compases de big band es un dolor de cabeza; son como 19 partes que hay que arreglar (una para cada músico), y avanzar tan solo 8 compases a veces me puede llevar horas. Escuché lo que había alcanzado a trabajar el año pasado después de no haberlo vuelto a oir, y la verdad me gustó mucho y sentí que valió la pena haberme clavado en eso durante ese tiempo; aparte volví a acercarme a la música y a entusiasmarme con la idea de tener a músicos leyendo estas notas. Saqué un cuaderno de música que me había comprado Sofia hace unos días (otra persona muy especial que me hace muchísima fuerza para que avance con mis proyectos) y trabajé un rato comenzando a escribir un nuevo final para el tema; el que escribí en el 2007 fue medio a la carrera por la fecha de entrega que tenía, y nunca me acabó de dejar 100% contento. Avancé algunos compases, y espero en un par de sentadas más terminarlo para poder proceder a arreglar las parte del piano, guitarra, bajo y batería, para luego añadir todos los detalles de tempo, articulación y dinámicas y seguir a la siguiente composición.
Y para no dejar la parte logística para el final, ya comencé a buscar los músicos. Le escribí a un amigo músico pianista que no veo hace años, y me respondió diciéndome que le encantaría hacerlo. Lo siguiente será encontrar la manera de conseguir un lugar de ensayo, encontrar el resto de los músicos, y agendar un ensayo para septiembre u octubre intentando resolver el rompecabezas que supone tener 19 agendas que coordinar. Tener una fecha de ensayo me va a ayudar mucho a organizarme y sentir que tengo que cumplir con el trabajo a tiempo, y me va a obligar a seguir corrigiendo las partituras y decidiendo el resto del repertorio. A ver si al primer ensayo ya tengo al menos 3 piezas revisadas y listas para sonar!
A paso de tortuga, pero ahí va.