Nos quedamos con la boca abierta. Era un hotel SPA en una colina con vista a una playa increíble y el día estaba hermoso. Le dimos un paseo corto para poderlo conocer un poco, más pensando en lo que nos íbamos a perder que en lo que íbamos a poderlo disfrutar, y dejamos las cosas en las habitaciones para hacer una merecida siesta... de 7 minutos. Habíamos salido de Porto a las 4pm en vez de a la 1pm (como habíamos planeado), y fuera de eso Sofia se había pasado de la salida de la carretera al pueblo Nazaré por estar coordinando cosas del concierto infantil del día siguiente por teléfono mientras conducía, con lo cual el viaje fue hora y media más largo de lo normal. Los organizadores de la 16ava edición del Festival de jazz de Valado dos Frades (Portugal) nos habían reservado una noche en un hotel buenísimo frente a la playa, para que pudiéramos descansar después de nuestro concierto. Sin embargo tuvimos la mala suerte de que Petros (el bajista) tenía organizado un concierto en Grecia al día siguiente, y tenía que estar en el aeropuerto de Porto a las 6 de la mañana. No tuvimos más remedio que dejar las cosas en el hotel, ir a tocar, volver a las 3am a recogerlas, manejar dos horas y media a Porto para dejar a Petros en el aeropuerto e intentar perdonarlo por semejante desplante.


Esta carrera no es fácil, y tiene tantos momentos duros como gloriosos. Lo bueno es que por 10 fiascos que se puede uno llevar, un concierto como el del sábado lo arregla todo y hace uno sienta que realmente vale la pena hacer lo que hace. A veces no viene nadie a los conciertos, a veces el sonido es malísimo, a veces nadie escucha, a veces uno siente que no es suficientemente bueno, a veces hay que cargar instrumentos todo el día y romperse el trasero ensayando para acabar perdiendo plata. Pero estar en un pueblito en un lugar remoto de Portugal junto a gente que organizó un festival con tanto cariño, más la increíble cena que nos prepararon en casa de uno de los organizadores, el recibimiento tan cálido del público y una ovación que nos pidió tres canciones de ‘bis’, la cantidad de CDs que vendimos y la gente que hacía cola para que todos pudiéramos firmarlos, el nivel de creatividad que infestó la música que tocamos y la cerveza que nos tomamos con algunos de los asistentes, nos dejó a todos pila para un rato largo. Lo bueno además es que todavía tenemos por delante concierto en Barcelona, Paris, Bruselas y Luxemburgo, y estando sonando así va a ser un disfrute total.
Así que bueno... probablemente fuimos los huéspedes que estuvimos menos tiempo en el hotel (15 minutos), pero nos fuimos más contentos que si hubiéramos pasado la tarde entera en el SPA y viendo el atardecer desde una piscin... (mejor dejémoslo ahí).
Próximo concierto: jueves 6 en Barcelona, en el café del Conservatorio del Liceu a las 8.30pm.
NO hay duda que la pasión por el oficio hace que todo valga la pena. Me muero de la envidia de esos miembros del público que pudieron disfrutar de semejante talento y carisma. Ojala lo que queda sea todavía mejor. Lástima la piscina...con limitado de coco, una siesta después de un rico masaje le cae bien a todo el mundo...pero ya será. Un abrazo muy grande y espero ese concierto para Simón que canta todas las canciones en portugués con una felicidad absoluta.
ResponderBorrarJuanis querida!!! Hasta ahora veo tu comentario, y como siempre me alegraste mucho el rato. Ya Sofia esta comenzando a organizar todo el tema de las traducciones para que Simón pueda cantar las canciones en español! Mil gracias por la calidez de siempre, y dale un abrazo enorme a toda la familia!
BorrarYo estaba allí disfruté, abrazo
ResponderBorrarJoão Nicolau